Los bancos de alimentos repartieron 140,2 millones de kilos de alimentos en 2023, el 7,5 % menos que el año anterior, lo que representa su peor dato de los últimos cinco años.
La Federación Española de Bancos de Alimentos (Fesbal) ha presentado este miércoles sus resultados de 2023, en los que han pesado la inflación, el incremento del coste de la cesta básica y la bajada del importe de las donaciones.
Fesbal ha hecho un llamamiento a la sociedad para que colabore con los bancos de alimentos ante el aumento de la pobreza alimentaria en el país.
En 2023, los 54 bancos de alimentos asociados a la federación han distribuido alimentos entre 1.181.483 personas que han accedido a alguna de las 6.444 entidades benéficas que colaboran en la distribución de alimentos.
El 56,5 % de los alimentos repartidos han sido excedentes alimentarios aptos para el consumo humano y el 7 %, donaciones de alimentos directas de empresas productoras de alimentación.
El volumen de donaciones económicas de empresas y particulares ha caído un 38 %, hasta los 3,1 millones de euros, uno de los datos más bajos de los últimos años.
Fesbal ha atribuido el descenso de la distribución de alimentos al incremento de precio de compra de la cesta básica y la disminución del poder adquisitivo de los donantes, tanto en especie como monetaria.
En 2024, los bancos de alimentos dejarán de recibir 24 millones de kilos de alimentos por los cambios introducidos en el reparto de ayudas europeas.
El Fondo Social Europeo Plus (FSE+), que sustituye al Fondo de Ayuda Europea para las Personas Más Desfavorecidas (FEAD), reemplaza la entrega de alimentos directa por tarjetas monedero a familias con hijos menores de 14 años, y será distribuida exclusivamente Cruz Roja, dejando fuera de esta ayuda a los bancos de alimentos.
Sin embargo, Fesbal ha destacado que seguirán necesitando de recursos para atender a la población vulnerable que no cumple con estos nuevos requisitos, como familias monoparentales, personas mayores, personas sin hogar, migrantes, personas desempleadas o con niveles bajos de ingresos, entre otro colectivos.
Según el Instituto Nacional de Estadística, 4,3 millones de personas sufren una carencia material y social severa, un incremento del 1,3 puntos respecto a 2022, y de ellas el 6,5 % no puede permitirse comer carne, pescado o pollo al menos cada dos días, el dato más elevado de la última década.
Gran parte de esas personas se corresponde a personas que no son pobres ni viven en hogares con baja intensidad de empleo.
«Los datos sobre pobreza alimentaria deben servir como recordatorio a la sociedad de que es un problema real que sufren muchas personas día a día«, ha señalado el presidente de Fesbal, Pedro Llorca, que ha recordado que la labor de los bancos de alimentos «necesita del compromiso de todos para revertir esta situación».